Rachel Bels

Rachel Bels

El Día del Libro despierta envidias

Como escritora (o como alguien que quiere llegar a serlo) hoy es un día bonito.

Especial.

Emocionante.

Un sueño al que aferrarse.

Pero también puede ser agridulce. Reconozcámoslo.

Cuando empiezas esa transformación de lectora a escritora.

Cuando te das cuenta de que lo que de verdad deseas es estar al otro lado firmando TU LIBRO, escuchando a los lectores avalar las bondades de esa historia en la que has trabajado tanto tiempo, compartiendo contigo su ilusión por conocerte…

…todo comienza a verse diferente. La corrida no se vive igual desde el ruedo que desde la grada. Es así. Y ya hace tiempo que tus pies están pisando la arena.

Lo sé.

Te gusta soñar con ser esa escritora, pero al mismo tiempo se despierta dentro de ti un nudo en el estómago… pero no en plan bien, tira más hacia la angustia, porque te parece difícil poder lograrlo. No puedes evitar que te coman los celos al ver a todas esas autoras cumpliendo eso que tanto deseas y que también te mereces. ¡Te lo mereces! ¡Qué coño! ¡¿Qué tienen ellas que no tenga yo?!

Wait a minute!

Paremos aquí un momento antes de que comience a correr la sangre. 

Suelta las banderillas.

Hablemos en plata. Seamos honestas. 

Eso que te ocurre se llama envidia. Lo sabes tú, lo sé yo y el toro que te mira desde el otro lado del ruedo. Bien, aclarado esto, dejame decirte que la envidia no es más que

ADMIRACIÓN NO RECONOCIDA. 

Admiras, pero te cuesta reconocer que lo haces. Básicamente.

Así que el primer paso es reconocer que la padeces. Nos ha pasado a todas, no te martirices, recuerda a Chenoa: «Soy humana». Ahora bien, cuanto antes seas consciente mejor. Ya no puedes mirar para otro lado.

No envidias. Admiras. 

Lo más bello de esto es que sí ella ha podido tú también. 

Lo más guay de esto es que hay sitio para todas.

Tú también puedes ser esa escritora. Y vivir esa experiencia.

Pero, ¿cómo lo hago, Rachel?

Mira.

Me he encontrado en los dos lados. Con las mismas sensaciones. Pero hace ya nueve años que soy esa escritora que lo ha logrado. Por ello, quiero compartir contigo una firma que recuerdo con especial cariño. Mi primer Sant Jordi.

Fue hace siete años y vendí cerca de doscientos ejemplares. En un solo día. Como autopublicada. Mi primera vez.

¿Cómo lo logré?

Te lo cuento. Pero apunta bien. Porque lo que te enseño ahora es sútil para las que solo leen; poderoso para las que comprenden lo que están leyendo.

Allá va. 

Atenta:

Salí fuera de mi zona de confort. Volé de Tenerife a Barcelona con cerca de doscientos libros en cuatro maletas, merchandising, poca ropa y muchas ganas de vivir la experiencia.

Probé a hacer cosas diferentes. Me rompí la cabeza y probé a hacer cosas fuera de la caja poniendo en práctica varias estrategias distintas al mismo tiempo: unas funcionaron mejor que otras, pero aprendí de todas. Solo iba a estar una vez, tenía que aprovechar la ocasión. Dejar huella. Ser recordada.

Me preparé para ser rechazada. A pesar de no haber estado nunca en un día como Sant Jordi era consciente (porque me había informado previamente) de que habría muchísima gente, lo que aumentaba las probabilidades a ser rechazada. También de vender, pero debía estar lista a recibir muchos noes sin tomármelo como algo personal, porque no lo era. Nunca lo es.

Invertí tiempo, energía y dinero. Desde meses antes fui preparándolo todo, logrando así firmar en dos ubicaciones distintas en un mismo día, gracias a mi inversión sin excusas, en los tres elementos clave para obtener resultados: tiempo, energía y dinero. No se trata de si lo tengo o no, sino de en qué lo estoy invirtiendo.

Y, sobre todo, disfruté del proceso. Y aprendí más aún.

Para ti esto también es posible, igual que lo fue para mí. 

No soy más ni mejor que tú. Tampoco menos.

Soñar está de puta madre. Hacerlo realidad ya es la ostia. 

Si además de soñar eres de las que hacen, te espero por dentro de mi lista privada y gratuita Escritora Extraordinaria.

P.D. A pesar de las referencias, que quedaban bien para dibujar la idea, no me gustan los toros. Dicho queda.

LISTA PRIVADA Y GRATUITA «ESCRITORA EXTRAORDINARIA»

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