Nunca quise ser escritora.
Pero acumulé tanto dolor a lo largo de mi vida, que convertirme en una fue un destino inevitable que empezó cuando…
Los eccemas cubrían el noventa por ciento de mi cuerpo. Dermatitis atópica diagnosticaron los médicos.
Los insultos y las agresiones se alargaban en el tiempo. También en el espacio. Bullying lo llaman hoy.
A los doce años apenas hablaba, estaba triste y lloraba a diario. Mamá, preocupada, me llevó a una especialista. Depresión dijo la psicóloga.
Poco después, vinieron los problemas con la comida. Bulimia logré pronunciar quince años después. En terapia.
De niña, mi madre me repetía cada noche mientras me arropaba: «Raquelita, conseguirás todo lo que te propongas».
Jamás me propuse nada. No tenía ni idea de lo que quería.
Hasta que a los treinta, en uno de los momentos más oscuros de mi vida, incapaz de sostener más dolor en mi interior me encontré vomitando todo lo que llevaba dentro, y por vez primera no lo arrojé contra el váter, lo hice sobre el papel.
Me urgía deshacerme de todo aquello.
Escribí. Mucho. Muchísimo.
Continué escribiendo hasta terminar mi primer libro, una obra de ficción inspirada en el clásico de La Bella y la Bestia en la que mezclé el género romántico con el desarrollo personal y que resultó ser todo un éxito. Pero mucho antes de que lo fuera ya sentía cómo empezaban a encajar las piezas. Llegué incluso a escuchar un satisfactorio clic al recordar la niña que arrastraba el carrito en el que mamá tenía la máquina de escribir, para llevarlo a su habitación y sentarse a teclear historias de misterio y aventuras. Aquella niña también escribía relatos de amor en diarios y cada noche se iba a dormir emocionada porque era su momento para imaginar historias. Siempre había estado ahí. Pero lo había olvidado. Me había olvidado de mí.
Algo que en realidad todos hacemos. Lo he podido comprobar una y otra vez con las más de quinientas escritoras con las que he trabajado en lo últimos años. Cómo, poco a poco, por instinto de supervivencia vamos ocultando nuestra verdadera esencia bajo falsas creencias, dolor, condicionamientos, miedos e ideas limitantes alejándonos así de nosotras mismas. De ahí que parte del trabajo que hago con estas mujeres sea acompañarlas a encontrar eso tan especial, único e intransferible que viene de serie en cada una de ellas. Y es que…
El camino para escribir una obra de la que te sientas orgullosa comienza por encontrar tu verdadera esencia. Te lo aseguro. He podido comprobarlo una y otra vez con mis alumnas.
Un camino en el que también te muestro a ti, que quieres ser escritora, cómo ganar dinero con tus libros y vivir de ello. De la misma manera que lo hice yo tras al éxito de mi Colección Princesas Valientes, una saga de retellings románticos contemporáneos, que en palabras de las propias lectoras: «SON LECTURAS ADICTIVAS QUE NO DEJAN INDIFERENTE».
Es curioso, nunca llegué a destacar en nada. Hasta que comencé a escribir y destacar por ser yo misma resultó algo inevitable. Y de lo más liberador.
Hace ya tiempo que me di cuenta que no soy más que nadie. Pero tampoco menos.
Que soy buena en algunas cosas, pero en otras aún me queda mucho, muchísimo por aprender. Siempre seré más alumna que maestra y el día en que eso cambie, será porque esté muerta.
Todavía hoy, con cuarenta años, tengo pendiente superar mi claustrofobia, evito los conflictos a toda costa y me cuesta pedir ayuda cuando la necesito.
Pero también tiendo a ver el lado bueno de las cosas, es algo innato, ni siquiera tengo que esforzarme, sencillamente no me hundo ante cualquier obstáculo, porque si tiene solución: ¿para qué preocuparse? Y si no la tiene: ¿para qué preocuparse? Así lo veo yo.
(Por cosas como estas, y mi forma de vestir, mi novio siempre dice que soy una hippie).
Queen es mi grupo favorito (tengo dos tatuajes que lo reafirman), soy adicta al chocolate con galleta; necesito escribir descalza, con auriculares y una botella de agua al lado; y un rato de terraceo con amigos me da la vida.
Al igual que me da la vida escribir y transformar en Escritoras Extraordinaria a otras mujeres que sueñan con ello pero no saben ni por dónde empezar.
Si eres tú una de ellas, te espero en el único lugar en el que comparto todo lo que sé de manera gratuita cada semana y es JUSTO AQUÍ.
Pero si lo tuyo va más de descubrir historias que no te dejen indiferente y aún no conoces a mis Princesas Valientes, LA EXPERIENCIA COMIENZA ENTRANDO EN ESTE LUGAR.