Rachel Bels

Rachel Bels

El mandamiento número uno de la escritora

Quieres ver tu libro terminado.

Sostenerlo entre tus manos.

Verlo en manos de otros. De miles, de millones de lectores.

Bueno, pues solo tienes que hacer una cosa para lograrlo:

SENTARTE

A

ESCRIBIR.

Es que estoy cansada

¡Ponte a escribir!

Es que no tengo tiempo

¡Ponte a escribir!

Es que no me sale nada

Menos te va a salir si no te pones, amiga.

Escribe a diario. A diario es de lunes a domingo. No hasta el sábado. El domingo será el día del Señor, pero tú quieres ser escritora y no vas a misa desde la Comunión.

Es que los martes tengo un día complicadísimo porque…

¡Da igual! Más complicado va a ser que te conviertas en escritora si no te sientas a escribir cada santo día. Ahí sí que lo vas a tener jodido, ya te lo digo yo.

Y si de verdad te sientas y no sabes qué escribir: escribe igualmente. Que la página puede estar en blanco, pero la mente no lo está jamás. Escribe «estoy aquí escribiendo lo que se me pasa por la cabeza porque Rachel me animó a que lo hiciera aunque no tuviera nada que contar, es una tía un poco plasta, no sé por qué leo sus emails, al igual debería darme de baja…». Y así, poco a poco, irás uniendo los puntos. 

Deja de engañarte. Siempre hay algo de qué escribir. 

No esperes a que te rompan el corazón para sentarte a escribir. 

Escribe ya.

Se supone que te gusta escribir.

Pues coño, ¡escribe!

Debes comprometerte para avanzar, encontrar tu voz y ser cada día mejor escritora.

No existen secretos. Ni atajos. Solo C O M P R O M I S O.

¿Cómo piensas lograr escribir libros si no te comprometes? 

¿Cómo pretendes vivir de escribir si no te comprometes?

Si no lo haces, no lo mereces. Es así. Y a mí me parece de lo más justo.

La perseverancia otorga los resultados más justos de la vida.

Comparto contigo un fragmento del libro El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda:

¿Estás enamorado del proceso o del resultado? Porque la mayoría de la gente quiere la recompensa, pero no el esfuerzo. Están enamorados, pero no de la lucha, sino de la victoria. Y la realidad es que nuestras luchas determinan nuestros éxitos. Y la dicha está justamente en la escalada.

Amén.

Para formarte conmigo es aquí.

P.D: recuerda que escribir a diario es **lee el título de este artículo**.

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